Nadie descarta que la evolución y
creación del ciberespacio es parte de nuestro desarrollo, pero yo lo veo más
como una suerte de conexión con lo que Carl G. Jung denominaría como el “inconsciente
colectivo”, un llamado a la necesidad de conectar con cada una de las partes de
nuestra misma especie o figura, puede ser incluso un llamado al “religar” con
nuestro ser etéreo en conjunto. Sabemos también que aquello significa un mérito
a la comodidad y como todo puede ser sublimado (elevado a procesos superiores)
o quedarse en la materia de lo ordinario (la facilidad de contacto). Entonces
depende la estructura del uso de estas herramientas de comunicación el
beneficio o favor que podamos otorgar.
Existen varios tipos de comunicación:
oral, escrita, simbólica y mímica, cada una tiene su particularidad, por
ejemplo, en la comunicación oral se requiere, en la mayoría de los casos, el
uso de diferentes tonalidades para su comprensión y será entendida gracias a
las sutiles fuerzas en la expresión del tono, esta también se acompaña con la
mímica utilizando el cuerpo como herramienta de transmisión de ideas más
claras, pensemos rápidamente en la “mano italiana” para denotar aturdimiento o
confusión. Un tanto diferente a las dos anteriores y de acuerdo a la pericia y
la práctica está la comunicación escrita que para ser comprendida se requiere
de un extenso juego de estructuras gramaticales, conjugaciones verbales,
ediciones y re-ediciones que permitan al lector una interpretación de lo que se
está queriendo decir y con esfuerzo se logra transmitir algo inexacto. Nos
vamos complicando con la comunicación y
finalmente tenemos la utilización de símbolos o íconos de comprensión abstracta
y en muchos casos universalizada, dígase obligatoriamente codificada, así nacen
los conocidos «emojis» regulados por el Consorcio Unicode
para su comprensión colectiva no aleatoria, otros ejemplos que escapan a la
codificación son por ejemplo la pintura o la arquitectura, entendidas a
contextualización parcial del usuario. Todas estas formas de comunicarse tienen
como objetivo expresar un sentimiento humano.
Ahora es preciso enfocarse en el objeto
principal de esta investigación y consiste en la desnaturalización del usuario
en la práctica diaria de comunicación como emisor y receptor dentro del ciber
espacio. Prácticamente cuando usted se acostumbra a charlar de manera
concurrida por medios escritos estará dejando de lado en su vínculo parte de
los sentidos de expresión de las dos
primeras formas básicas de comunicación oral y mímica. “Nuestra comunicación se
lleva a cabo de dos modos, igualmente importantes: transmitimos nuestros
pensamientos por medio de palabras, pero también a través de gestos, es decir,
por la expresión de todo nuestro cuerpo.” Hogue Lise (1986, p. 16). En
breve, sentidos como el olfato, el tacto
e incluso algunas delicadezas de la vista y la calidad natural del
sonido son elementos imperceptibles pero necesarios en nuestra comunicación
como seres humanos. Se puede agregar de manera prospectiva que actualmente no
tenemos una consideración colectiva sobre los posibles efectos psicosociales de
la separación de los esquemas de comunicación en nuestras prácticas diarias
como los mencionados 5 y más sentidos perceptibles de nuestra realidad. Antes
del año 1983 fecha en la que llega la INTERNET a nuestra vidas, evidentemente predominaría la vinculación presencial y
las cartas merecerían entre todos sus usuarios una expresión extensa y bien
estructurada haciendo posible una comunicación consistente para pesar el valor
de la importancia del recorrido de mensajería. Vivimos a la marcha y vestidos
de ignorancia a los sucesos presentes y probablemente nos veremos analizando la situación una vez el efecto
habite en nuestro comportamiento.
Es o no un problema de fruto verde, dependiendo hacia dónde y
cómo nos manejemos con las herramientas de nexo. El “chat” es lo más parecido a la inmediatez de
una conversación oral a través de un medio escrito donde no existe una
valoración de los recursos gramaticales de escritura para reemplazar lo que
estaría faltando, al ser lo más parecido a una conversación oral en tiempo real
y de manera rápida, muchas veces escritas con agilidad corriente y falta de
recursos de expresión, esto es algo parcialmente nuevo para la humanidad,
descartando de seguro los mensajes mnemotécnicos que se pudieron haber
compartido con efectos de premura estratégica y/o sobre todo militar; sin
embargo, este tipo de comunicación habituada a la frecuencia diaria no nos
permite aprovechar de todos los recursos expresivos, incluida la riqueza
gramatical y del estilo literario para lograr mejores relaciones de
entendimiento; es sin duda por estas razones que una conversación en el ciber
espacio nos puede parecer un tanto ajena
a nuestra humanidad, a veces fría o frustrante, para ejemplificar solo basta ubicarnos
en el imaginario de un saludo en el hipotético de querer simplemente hacer una
amistad: “Hola, ¿cómo estás?” hay muchas maneras de decirlo y sobre todo
al momento en el que se quiere demostrar afecto, interés o simplemente parte de
nuestra personalidad, descubrimos en nosotros una sensación de vacío expresivo,
así fue como nacieron los «emojis» (cara empática :), cara contenta
:D, cara triste :(, cara afirmativa ;) ) para compensar la falta de gestos que
describan la intención de un saludo acorde a nuestra voluntad real entonces
escribimos: “Hola, ¿cómo estás? 😊” muchas veces usamos extensiones
vocales para denotar alegría, gozo, euforia “amigeeeee cómo te extraño ;(” lo
mismo que en una carta pudo haberse escrito “Hola querido amigo me da
muchísima alegría poder saludarte, no sabes cuanta falta me has hecho en estos
días y finalmente me doy el tiempo de poder escribirte sobre los últimos
acontecimientos y lo que he pensado…” no es necesario pensar que una forma
es mejor que la otra, podemos entender que fuera del romanticismo de una carta
antigua, sí hay que otorgarle honores a la necesidad de expresión antes de la
INTERNET. Los creadores de las redes sociales enfrentando esta necesidad en los
usuarios han inventado todas las reacciones posibles para sustentar y apoyar a
la nueva comunicación, emojis, stickers, memes (imágenes), fotografías
instantáneas y donde lo más cercano pero no completo es la video llamada que
sin embargo tiene sus limitaciones en los 5 y más sentidos. Si poco a poco nos
vamos acostumbrando a la comunicación en estos medios, vamos a dejar de
comprender ciertas emociones y gestos que antes nos ofrecían enriquecedoras
experiencias en nuestros vínculos, tal vez también olvidemos como expresarnos
correctamente y nuestros sentimientos se vean cada vez más opacados incluso al
momento de enfrentar la realidad.
En algún momento de nuestras vidas muchos
de nosotros hemos tenido que tratar con personas poco emotivas y que en algunas
ocasiones nos han hecho pasar momentos no muy agradables, con silencios
incómodos y barreras de comunicación como la sensación de falta de interés y
más. Esta puede convertirse en una tendencia y puede ser un efecto producido
por el abuso de las redes sociales debido a la falta del uso de los 5 sentidos
en la comunicación diaria. Es normal que muchos de los usuarios busquemos
formas de que al momento de establecer una relación en el ciber espacio
busquemos rápidamente la forma de conectarnos en lo tangible. El no poder
mostrar la realidad a través de las redes sociales sugiere un cuestionamiento
no únicamente en la comunicación que es la base, se convierte en una suerte de
disfraz a nuestras emociones y reacciones corporales, dándonos la posibilidad
de crear una máscara adicional a nuestra identidad, nuestra “ciber máscara”, el
trabajo de los desarrolladores es loable al querer darnos más herramientas, así
también el criterio de la comunidad por demostrar un poco más nuestra realidad
humana, es un grito en el presente y una
necesidad y de no hacerlo una posible causa de sufrimiento en el futuro. En el
año 2020 se lanza una aplicación francesa “BeReal” por los creadores Alexis
Barreyat y Kevin Perreau con el afán de facilitar 2 minutos en una hora
aleatoria del día para mostrar lo que ve nuestro entorno, sin filtros, sin
etiquetas, solo nuestra realidad. Doy mérito a estos avances que nos permiten
acostumbrarnos de muchas formas al compartir aún más nuestras emociones.
En 1972 Peter Sifneos, profesor de Psiquiatría, lanza al mundo de la ciencia un
nuevo trastorno diagnosticado a un grupo de pacientes con una prevalencia del
10% en el perfil másculino: “Alexitimia (AL) o Pseudoalexitimia” que consiste
en la incapacidad de la persona para expresar emociones correctamente, muchas
de estas producidas por situaciones traumáticas cerebroorganicas, psíquicas o
sociales. Ante esto y como adelanto basta
nada más imaginar el evidente trastorno al que nos enfrentamos, que se produce a
causa del uso excesivo de las redes informáticas combinadas con la compleja
naturaleza humana. ¿No significa un trastorno social desaprender el manejo de respuestas
emocionales o naturales? ¿Nos hemos visto en la posición de escribir un “jajajaja”
cuando nuestra expresión es ecuánime?.
Finalmente y evitando un desenlace
trágico y poco merecedor de un gran descubrimiento es posible que podamos
encontrar la posibilidad de sublimar o elevar nuestra utilización de los medios
de comunicación informáticos para conectar con las posibilidades de crear
vínculos o conocimiento, es decir, nos es de gran utilidad para ampliar nuestra
ventana de experiencias, incluso de reconexión con el inconsciente colectivo
pues podremos agrupar los conceptos a fines y vincularnos con mucha más rapidez
a la posibilidad de avanzar teórica y espiritualmente, encontrarnos con ese
amigo, con ese compañero, guía, gurú, etc, incluso conversar con ellas. Con
esto no me refiero a la facilidad de tener grupos de estudio, apoyo, de
oración, meditación, etc; sino incluso simplemente el compartimiento de ideas y
relaciones dos a dos, amigos, colegas, espíritus que abren ventanas de
experiencia en la psiquis colectiva. Es así que de forma individual podemos
otorgar una intención elevada al uso del ciberespacio, teniendo presente siempre
la necesidad de reconocimiento
cuerpo-mente-espíritu como uno solo. El internet vino con tanto adelanto a un
terreno donde la humanidad no sabía lo que tenía en sus manos, ni estaba
preparada para enfrentarlo.
CRISTIAN CRUZ S.
Referencias Bibliográficas
Hogue, L. (1986). La comunicación:
Un arte que se aprende. Bilbao: Sal Terrae.
Fernandez V. (Sin fecha). Alexitimia. Web Consultas. Recuperado
de: http://www.webconsultas.com/mente-y-emociones/emociones-y-autoayuda/alexitimia-11313
https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-33252011000600002#:~:text=La%20alexitimia%20(AL)%20se%20define,factores%20cerebroorg%C3%A1nicos%2C%20ps%C3%ADquicos%20o%20sociales.